¿Cuál es la ética de un traductor de idiomas?
Según el diccionario de la RAE, la ética es el “conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida”. Y si nos centramos aún más en el punto que nos ocupa, podríamos decir que la ética laboral consiste en ser honesto con nuestras consideraciones morales en el ámbito del trabajo.
En otras palabras: ser fiel a nuestros valores éticos y morales en lo que compete a nosotros mismos, a la relación con nuestros compañeros, clientes y colegas de profesión.
Es evidente que ciertas profesiones exigen un sentido de la ética más fuerte que otras. Por ejemplo, en los médicos, los jueces y los periodistas las virtudes éticas gozan de una especial importancia. Pero también el trabajo de la traducción y la interpretación requiere un desarrollado sentido ético. Lo vemos a continuación.
Supuestos éticos a los que puede enfrentarse un traductor o intérprete de
idiomas
La traducción es una actividad social y humana. Esto significa que el traductor, en su día a día, estará en contacto con personas, culturas e intereses variados e incluso contrapuestos. Es en esas situaciones donde el sentido ético del traductor debe prevalecer sobre el resto de los factores.
Algunos dilemas éticos a los que puede enfrentarse un profesional de la traducción:
– ¿Debe el traductor aceptar un trabajo aun sabiendo que carece de la especialización necesaria en la materia?
– ¿Es lícito mejorar, con nuestra traducción, ciertos textos originales que, tal vez, consideramos mediocres?
– ¿Hasta qué punto es ético traducir textos que se alejan radicalmente de nuestras ideas políticas, que hacen apología de la violencia o que son sexistas o racistas?
– ¿Es ético ofrecer tarifas de traducción muy por debajo de los precios de mercado solo con el propósito de ampliar nuestra experiencia?
– ¿Debe el traductor prestar servicios de traducción a empresas con las que no concuerda ideológicamente o con las que no coincide en su manera de actuar
dentro del mercado?
En esta clase de situaciones el traductor se enfrentará a problemas que superan lo meramente lingüístico, el núcleo principal del profesional de la traducción. Como ya dijimos, el trabajo del traductor influye en la sociedad en la que vive, así que todas estas situaciones deben considerarse con cuidado y, por qué no decirlo, con cierta filosofía.
Códigos deontológicos y de buenas prácticas: soluciones para los profesionales de la traducción
A lo largo y ancho del mundo, las diferentes asociaciones de traductores e intérpretes han elaborado sus propios códigos deontológicos, normas de comportamiento y acción que tienen como fin aportar claridad ante situaciones complejas o delicadas.
En nuestro país, la Asociación Nacional de Empresas de Traducción e Interpretación (ANETI) ha elaborado un código deontológico para el ejercicio de la profesión. Es un código que no posee validez legal, pero que a pesar de todo es de mucha ayuda para los profesionales del campo.
Además de una serie de deberes generales, el documento aborda cuestiones importantes como la aceptación de trabajos que entren dentro de nuestras capacidades o tratar con honestidad a nuestros clientes y colaboradores.
Elaborar una declaración de principios que formalice los valores éticos y
morales de cada profesional
Por norma general, el traductor debe ser capaz de elaborar una traducción sólida y de garantías a pesar de que su opinión sea opuesta a la que se expresa en el texto. No obstante, si el texto original expresa una idea totalmente contraria a las consideraciones del traductor, tal vez lo conveniente sea rechazar el proyecto.
Un ejemplo: ¿si el traductor se manifiesta totalmente en contra de la crueldad animal, sería ético que tradujese un texto publicitario de una empresa, pongamos, dedicada a la peletería?
Como vemos, lidiar con el sector empresarial conlleva, en ocasiones, numerosos problemas para los traductores. Por este motivo, la elaboración previa de una declaración de principios personales puede servirnos de gran ayuda.
En esta declaración de principios puede especificarse qué tipos de textos no aceptará, por cuestiones morales, el traductor o la traductora. Esta declaración se puede enviar a las agencias de traducción con las que se colabora o a los clientes potenciales, para así dejar marcados los límites de cada profesional de antemano.
En Nuadda llevamos más de 20 años realizando traducciones profesionales y trabajando con clientes que comparten nuestros valores. Si necesitas más información contacta con nuestro equipo de traductores y descubre cómo podemos ayudarte.