Traducción de novelas y obras literarias

 

Es muy probable que muchas de tus novelas, relatos o poemas favoritos pertenezcan a autores y autoras extranjeros. Y bien, ¿nunca te has parado a pensar cómo es posible que puedas leer a todos estos escritores y escritoras en tu lengua nativa? En este post te explicaremos algunas ideas básicas en torno a la traducción de obras literarias.

La traducción de obras de literatura engloba novelas, ensayos, poesía, relatos y cuentos, teatro e incluso artículos periodísticos. Pero a diferencia de otras formas de traducción, como la traducción técnica, la audiovisual o la automática, la traducción literaria requiere mucho esfuerzo y altas dosis de creatividad por parte del traductor.

 

Traducción de literatura: ponla en manos de profesionales

 

Como ya hemos dicho, traducir obras literarias no es una tarea sencilla. Por lo general, es una tarea que demanda horas de duro trabajo, estudio y esfuerzo. Por esta razón, lo más recomendable es contratar un servicio profesional de traducciones literarias que pueda llevar a cabo esta tarea con eficacia y acierto.
Para realizar una buena traducción literaria resulta vital dominar y comprender bien, al menos, dos idiomas: la lengua original en el que la obra está escrita (inglés, por ejemplo) y la lengua a la que se tiene pensado traducir esa obra (español, pongamos).

Durante siglos, filólogos, filósofos, traductores e intérpretes le han dado vueltas y vueltas a la siguiente pregunta: ¿en qué consiste el trabajo de la traducción literaria? La cuestión, como sucede muchas otras veces, se abre a más y más incógnitas: ¿consiste en copiar el original a un nuevo idioma?, ¿o es más bien realizar una “versión” del original?, ¿es tal vez una reescritura?

 

El traductor literario: ¿qué características tiene este trabajo?

 

Friedrich Schleiermacher, filósofo alemán de finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, en una ocasión se preguntó: ¿cómo debería ser una buena traducción? Es una buena pregunta, qué duda cabe.

Las dudas de Schleiermacher tenían cierto fundamento. El filósofo barajaba dos teorías: por un lado, la traducción debía aproximar al lector a la obra original, y por tanto también a la cultura, expresiones y estructuras lingüísticas de la obra original; por otro, la traducción debía acercar la obra original a los lectores hablantes de otros idiomas, es decir, el traductor debía adaptar el texto original a las nuevas lenguas, culturas y formas de hablar y vivir.

Como han pasado unos 200 años desde las dudas de Schleiermacher, ahora tenemos más herramientas y mejores respuestas ante estas cuestiones. En la actualidad, los profesionales de la traducción literaria le dirían al filósofo que lo ideal sería encontrar un punto intermedio entre las dos opciones que él mismo planteaba.

 

Traducir es trasladar experiencias estéticas a otras lenguas

 

En general, el traductor de obras literarias no se limita a trasladar información de una lengua a otra. Las características de su trabajo van más allá: el traductor debe transmitir la experiencia estética y artística que el autor plasmó en sus textos originales.

El objetivo, entonces, consiste en preservar los valores, intenciones y sentimientos de la obra original en la lengua nueva. ¿Cómo hacerlo? Pues buscando valores, intenciones y sentimientos que, en la cultura a la que se traduce, sean equivalentes a los de la cultura traducida. Es importante, también, preservar la fuerza y la calidad literaria del original.

Para finalizar, y poniéndonos un poco metafísicos, quisiéramos mencionar la teoría de Walter Benjamin (otro filósofo alemán) acerca de la traducción. Para Benjamin, la obra original es solo la primera versión de un texto, una versión que después irá reestructurándose y modificándose gracias a las traducciones que de él se hacen a otros idiomas.

Según este filósofo berlinés, las traducciones iluminan y dan brillo al primer texto, un primer texto que, además, terminaría extinguiéndose de no ser por la ayuda de las nuevas versiones en otros idiomas. El lugar de una obra en la historia de la literatura no solo lo ocupa la versión original y primera, sino todas las interpretaciones y traducciones en otros idiomas que se hacen de ella a lo largo de los años y los siglos.